Pusha-lala One shot.

Un pequeño One-shot que hice hace tiempo. Cuando recien empezaba a entrar en el mundo de los Fan Fics, o sea el año pasado xD.

Una castaña estaba en su cuarto pensando en todo lo que había pasado con él, su amigo del alma, su primer amor, su esperanza viviente, su protector, su ángel, su tormento, su sufrir y su vivir. Habían estado mucho tiempo juntos, 8 años para ser exactos. Lo conoció cuando a penas tenía 8 años, ella era una niña muy pequeña aunque mas alta que él, con el cabello castaño y sus ojos café, y él, con su rubia cabellera oculta por ese ridículo sombrero verde, era cierto, el verde le quedaba muy bien. A ella le encantaba verlo jugar con su digimon, Patamon. Lo común era ver a Tk y a Patamon bostezar a la hora de la siesta y cerca de la noche. A veces lo veía sentado solo hablando, contando cosas, casi siempre hablaba de su hermano o de Patamon, pero un día habló de ella, y dijo que era muy bonita y agradable. En ese momento ella era muy niña como para entender el color rojo de su cara, y hasta lo relacionó con su habitual fiebre. La chica salió por un momento de aquel bello pensamiento y emitió una pequeña sonrisa, pero hermosa aún.

Tanto tiempo juntos y ahora te tienes que ir.
Éramos muy niños cuando te conocí.
Te veo jugar y en silencio hablar.
Como me gustaba tu carita al bostezar.

Lo que a Kari mas le gustaba era el hecho de que él siempre la miraba y parecía leerle la mente, siempre la miraba y luego hacía alguna locura con tal de que ella sonriera. Ellos tenían una muy fuerte conexión, algo místico y espiritual. Fue y se sentó en el sillón, allí fue donde Tk la llevó cuando regresó enferma de aquel lugar, me refiero al digimundo. Allí le contaba historias. A Kari le encantaban sus historias, siempre le decía lo mismo a Tk “Serás un gran escritor, ya lo verás”, esto siempre provocaba un muy notado rubor en el joven.

En nuestro rincón sigue aquel sillón
donde me leías para dormir.
Siempre estabas junto a mí,
en mi mente revolviendo todo
y esperando verme sonreír.

Pero llegó ese día en el que él le dijo que tenía una beca en EEUU, no lo había soportado, él la había abrazado, pero por más que intentó no llorar, las lágrimas se le escapaban por los ojos, ella corrió y él la siguió, pero ella logro deshacerse de él. Se había maldecido por no ir a despedirse de él. Tenía ahora en su mente una lucha con sus emociones, la soledad vs el amor, realmente quería que se hicieran amigas, pero si él, nada de eso funcionaba.

Oh Soledad, dime si algún día habrá
(Uh shalala uh shalala)
entre tú y el amor buena amistad.
(Uh shalala uh shalala)
Vuelve conmigo a dibujar las olas del mar,
dame tu mano una vez más.

Tk siempre jugaba con ella, la ayudaba a darse cuenta de quién confiar y en quien no. Pero ella rara vez le hacía caso en ello, pues no podía decirle que no confiaba en él a Daisuke. Kari odiaba como su hermano, sus amigos y amigas la cargaban con Tk, realmente odiaba que dijeran la verdad.

Escapamos de todo y me invitabas a pensar
Me ayudabas con tus juegos a pintar la realidad
Siempre fuiste fiel, transparente fe
Los mayores dicen que de ti me enamoré.

Realmente añoraba esos tiempos, se acercó a una caja donde tenía cartas de él, todas abiertas menos una, una en la que decía que sentía el por ella, esa carta llegó después de que ella hablara con él por teléfono, le dijo que cuando la abriera sabría lo que él sentía por ella, pero no la había abierto por miedo. Ella debía responder, pero al no abrirla jamás lo hizo y desde entonces no habló con él.

En nuestro rincón sigue aquel sillón
donde me leías para dormir.
Siempre estabas junto a mí,
en mi mente revolviendo todo
y esperando verme sonreír.

Pero hoy sería el dia en el que al fin abriría esa ventita carta. Pero cuando lo hizo, una torrencial catarata de lagrimas cayeron por sus ojos, la carta decía…

Oh Soledad, dime si algún día habrá
(Uh shalala uh shalala)
entre tú y el amor buena amistad.
(Uh shalala uh shalala)
Vuelve conmigo a dibujar las olas del mar,
dame tu mano una vez más.

Ya habían pasado 5 años desde que abrió la carta, esa respuesta le cambió la vida. Aún no podía creer el tiempo que desperdició por miedo. Por miedo a una fantasía. Por miedo a un cuento de hadas. Pero ahora estaba mejor que antes, mucho mejor que antes. Pues qué mejor para Kari Yagami que tener una hija de 11 años, un niño de 8 y haberse casado con la persona con la que no creía casarse jamás…Takeru Takaishi.

Oh Soledad, dime si algún día habrá
entre tú y el amor buena amistad.
Vuelve conmigo a dibujar las olas del mar,
dame tu mano una vez más.